jueves, 11 de febrero de 2016

Predicción 2018: The Economist

En 1988, The Economist publicó un artículo titulado, "Prepárense para el Fénix", donde escribieron: “En treinta años a partir de ahora, los estadounidenses, japoneses, europeos, y la gente en muchos otros países ricos o relativamente pobres probablemente pagarán sus de transacciones con la misma moneda. Los precios no se cotizan en dólares, yenes o marcos alemanes, pero lo hacen en Fénix. La moneda será favorecida por las empresas y los compradores, ya que será más conveniente que las monedas nacionales de hoy“.

El artículo afirmaba que, “La caída del mercado (de 1987) enseñó a los gobiernos que la pretensión política de cooperación puede ser peor que nada, y que mientras no sea posible la verdadera cooperación (es decir, hasta que los gobiernos entreguen parte de su soberanía económica) los nuevos intentos de atar las divisas fracasarán.” Sorprendentemente el artículo afirma que, “Varias alteraciones en las tasas de cambio, unos pocos accidentes más en el mercado de valores y, probablemente, una caída o dos serán necesarias antes de que los políticos estén dispuestos a hacer frente a esa elección". Esto apunta a una confusa secuencia de emergencia seguida por medidas parche de emergencia, que se extenderían mucho más allá del 2018. Con el paso del tiempo, los daños causados por la inestabilidad monetaria la va a generar, y las mismas tendencias permitiríán que se posicione la utopía de la unión monetaria como posible.

Además, el artículo se afirma que, “La zona fénix podría imponer serias restricciones a los gobiernos nacionales. No existirían cosas tales como, por ejemplo, una política monetaria nacional. El suministro de fénix sería fijado por un nuevo banco central, probablemente derivado del FMI. La tasa de inflación mundial  y, por tanto, dentro de márgenes estrechos, cada tasa de inflación nacional estaría a su cargo. Cada país podría utilizar impuestos y gasto público para compensar las caídas temporales de la demanda, pero habría que pedir prestado en lugar de imprimir dinero para financiar su déficit presupuestario”. El autor admite que, "Esto significa una gran pérdida de soberanía económica, pero las tendencias que hacen tan atractivo al fénix están tomando distancia de la soberanía, en cualquier caso. Incluso en un mundo con tasas de interés más o menos flotantes, los distintos gobiernos han visto cómo su independencia política es escrutada por un mundo exterior hostil”.

El artículo concluye declarando que, “El fénix probablemente se gestará como un cóctel de monedas nacionales, así como los Derechos Especiales de Giro lo son hoy. Con el tiempo, sin embargo, su valor frente a las monedas nacionales dejará de importar, ya que la gente lo escogerá para comodidad y estabilidad de su poder adquisitivo”. La última frase sentencia: “Escribirán sobre el fénix alrededor del 2018, y le darán la bienvenida cuando llegue”.

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